Jason Bourne vive aislado, entre peleas callejeras en las que gana cierta notoriedad por sus victorias. Su existencia es una amenaza latente para las altas esferas de los servicios de inteligencia estadounidenses, mientras el ex agente que es interpretado por Matt Damon entiende hechos clave de su pasado.
Paul Greengrass dirige, como hizo en la segunda y tercera película de la saga, una historia bien estructurada y subrayada con metáforas sobre la soberbia del poder de quienes desde las sombras vulneran derechos civiles en pos de una supuesta seguridad nacional.
Jason Bourne, que se estrena mañana en Venezuela, es la quinta cinta de la franquicia. Sin embargo, Bourne, el legado (2012), dirigida por Tony Gilroy y protagonizada por Jeremy Renner, no tuvo a Damon como parte del elenco. Doug Liman fue quien en 2002 inició la serie de filmes con Identidad desconocida.
La nueva entrega viene edulcorada, además, con hechos que están lejos de parecer inverosímiles si se comparan con la vida real. La película anterior protagonizada por el personaje de Bourne es de 2007. Desde entonces han aparecido en el mundo figuras como Julian Assange y Edward Snowden, que han hecho públicas diversas intrigas gubernamentales, bélicas e informáticas.
En ese contexto de discusión de las libertades ciudadanas se desarrolla esta trama de espías repleta de intrigas, lealtades y traiciones con un villano de nombre Asset (Vincent Cassel), fiel ejecutor del director de la CIA, Robert Dewey (Tommy Lee Jones).
A este elenco se suma Heather Lee (Alicia Vikander), que se perfila como delfín de Dewey, cada vez más interesado en hallar el paradero de quien fuera uno de sus más destacados agentes.
La película, que se estrena mañana en Venezuela, da señales del pasado de Bourne, sus orígenes como integrante de la agencia, las conspiraciones a su alrededor, además de la alianza del organismo con una pujante empresa de redes sociales y lo que verdaderamente ocurrió con su padre.
Greengrass logra que Jason Bourne sea una certera película de acción e intriga con secuencias bien logradas de persecución, como lo exige el género. Esta vez el cineasta comparte nuevamente la autoría del guion con Christopher Rouse, quien se ha encargado de la edición de otros largometrajes del realizador como Capitán Phillips (2013), La supremacía Bourne (2004) y Bourne: El ultimátum (2007).
Una de las mejores escenas, que se vislumbra desde el tráiler, es la persecución en Las Vegas, donde se nota la diferencia de la personalidad del protagonista y su principal rival, quien no escatima en llevarse a quien sea por delante en su afán de acabar con quien a su juicio traicionó a la nación.
La prensa ha destacado detalles de esta producción, como las pocas líneas de Damon –aproximadamente 25– durante las 2 horas que dura el filme, a lo que Greengrass ha respondido que es suficiente con la emotividad transmitida en los silencios del personaje.